Esta semana que me ha tocado vivir varios episodios de tramites burocráticos y sanitarios me he dado cuenta de que el trato cara al público es una gran responsabilidad. Pero no es solo cosa de uno, si no que es o debería ser una responsabilidad compartida.
Ciertamente, todos hemos tenido malas experiencias a la hora de hacer alguna gestión. Como el típico funcionario de ayuntamiento que es incapaz de mirarte a la cara antes de lanzarte el papel que necesitas, la señora de administración que no piensa mover un dedo por ayudarte o los que no muestran ningún reparo por esforzarse en hacer bien su propio trabajo mientras tú esperas 3h en una silla para ser atendida. Es una realidad, existen y seguirán existiendo toda la vida.
Pero luego está la otra parte. La del «cliente». Hay dos palabras que deberían ser sagradas, tanto para unos como para otros, POR FAVOR Y GRACIAS. Obligatorias para el cliente y para el vendedor, para el funcionario y el ciudadano, para el médico y para el paciente, … Para la humanidad en sí.
¿Por qué hay gente que parece ser incapaz de pronunciar estas simples palabras?
Ya sé que es una cuestión de educación, de valores o de como queramos llamarlo pero me parece tan fácil ser educado y respetuoso con alguien que está haciendo su trabajo que no concibo otra manera de actuar. No sabemos si esa persona que nos está atendiendo tiene un mal día, sufre un problema personal o simplemente tiene un dolor de cabeza. Eso de que el cliente siempre tiene la razón… tururú. Todo el mundo debe ser profesional en su trabajo pero también hay que saber ser profesional en la vida.
A veces me sorprende la gente que es tan insolente y no tiene ningún reparo en menospreciar el trabajo de otro, a cuestionarlo y a criticarlo simplemente por el hecho de que está pagando por un servicio. Algunos servicios funcionan muy mal, a veces es desesperante el tiempo que hay que emplear para ser atendido y seguramente con el esfuerzo de todos las cosas irían mejor, pero que tal si pedimos las cosas por favor y si decimos gracias más a menudo. Sería todo un detalle, por AMBAS PARTES.
Yo ya practico el deporte de la educación ¿y tú? Si no es así, es hora de planteártelo…
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